26 septiembre 2013

Visegrád, la pequeña ciudad medieval de Hungría

Visegrád es una pequeña ciudad que no llega a los dos mil habitantes. Se encuentra en la región de Pest que se encuentra en la zona centro-norte de Hungría en la orilla sur del Danubio, cerca de la frontera con Eslovaquia. Este fue el primer viaje de un día que hice a un lugar de Hungría, fuera de Budapest, a finales de octubre de 2011. He de subrayar que el lugar me encantó y fue una de mis ciudades favoritas en Hungría por el sabor medieval que podías disfrutar casi en cada esquina.

Visegrád desde la orilla norte del Danubio (el castillo en lo alto, el Palacio de Corvino el edificio de blanco y la Torre de Salomón abajo a la izquierda).

La historia de Visegrád es muy antigua y rica. Los celtas ya estuvieron ahí, así como los romanos y otros pueblos, pero por lo que es famosa de verdad es por sus restos medievales. La primera mención de Visegrád como tal se produce en  el 1009. Más tarde es destruida por la invasión mongol de 1242, no floreciendo de nuevo hasta que el rey Carlos I de Hungría hizo del lugar su sede real en 1325 hasta principios del siglo XV que se trasladó a Buda. Tiempo después, Matías Corvino lo convirtió en su residencia de verano. Finalmente, Visegrád fue perdiendo importancia a raíz de la batalla de Mohács de 1526 que supuso que el Reino de Hungría se dividiese. 

Rebollo en su salsa
Relacionado con la ciudad está el actual Grupo Visegrád ó V4. Trata de una alianza de cuatro países, Hungría, Polonia, Eslovaquia y República Checa en concreto. Esta alianza se remonta al mismo Carlos I que mencioné antes al hacer en 1335 una reunión en Visegrád con el rey de Bohemia Juan de Luxemburgo y el rey de Polonia Casimiro III el Grande que tuvo diversos fines. El principal era aliarse contra los Habsburgo, aunque también tuvieron importancia una serie de tratados que los beneficiaba a los tres. Como se puede ver, hoy en día sigue teniendo vigencia. 

Nagymaros
En cuanto a la pequeña escapada, decidimos ir varios un 23 de octubre que, al ser fiesta nacional (Día de la República y aniversario de la Revolución de 1956), lo que había que visitar nos salía gratis. Ese día hacía bastante frío, era lluvioso y había una niebla densa, lo que nos dio la sensación de estar en Irlanda, eso y el ambiente medieval. Recuerdo que el frío empezó a venir esa semana y, aunque nos quejamos porque teníamos mucho frío, no fue nada comparado con la ola de frío que azotó Europa en marzo.


 Será que los españoles no estamos nada acostumbrados al frío, aunque tal vez la gente del interior de España discrepe, pero alucinamos cuando vimos a un húngaro ya de edad paseándose con un pequeño bañador como si nada. Y ya más dolor nos dio ver como se tiraba al agua, tal como se puede sentir en nuestros gritos registrados en e vídeo que pongo al final. 

El valiente
En teoría, desde la orilla de Nagymaros se podía ver muy bien Visegrád, nosotros lo intuíamos con la niebla, pero nos gustó ese toque de leyenda becqueriana. El viaje en barco tarda unos 20 minutos y, más que en barco, es sobre una plataforma, donde iba la gente y los coches, remolcada por un barco. Me di cuenta de ello cuando estábamos ya en movimiento. 


Con los pies en Visegrád quisimos empezar por una tres atracciones turísticas principales; la fortaleza. Ésta se encuentra en el lugar más alto dominando el área y como no sabíamos muy bien llegar, apostamos por meternos por el bosque e ir escalando. 

Camino hacia el Castillo
Para ello, primero atravesamos lo que es la actual ciudad que es típicamente húngara en cuanto a las casas y las calles algo desiertas. Los turistas, húngaros casi siempre, no hacen normalmente la ruta del bosque y suben en el bus turístico directamente. A mi parecer, aunque sea más cansado, merece la pena porque hay un caminito con esculturas sobre pasajes de la Biblia por el camino, así como una pequeña hermita en la roca. No sé cuanto tardamos, pero creo que menos cuando tratamos de volver por la carretera que lo pasamos realmente mal por el frío y dimos una vuelta tonta de unos 5 kilómetros. 


En otras entradas hablaré de:

- Palacio de Matías Corvino
- Torre de Salomón

La parada del tren
Para llegar allí se necesitan dos medios de transporte si no se tiene coche; el tren y el barco. El primero es muy sencillo. Los trenes salen tanto de la estación Keleti como de Nyugati, mas son más frecuentes en éste último. Me costó 415 forintos (no llega a 1'5 euros) ida y vuelta con el 50% del descuento a estudiantes y el trayecto dura algo más de 50 minutos. 

Billete de tren
La parada en la que hay que bajarse es Nagymaros-Visegrád, lo cual no significa que estemos ya. Hay que atravesar Nagymaros hasta llegar a orillas del río y allí comprar el billete de ida y vuelta que creo recordar que salía parecido al tren.


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